El faro de las realidades, verdades y sueños en tiempos de pandemia

Tal vez si los faros tuvieran alma serían una extensión humana; si los humanos tuvieran faros enclavados en medio de las penumbras del mundo iluminarían, no solo los escenarios de la vida sino sus horizontes.
¿Quiénes podrían hacerlo mejor que los comunicadores sociales con una formidable formación y con una incontenida grandeza de bien, sin distinciones ni discriminaciones?
Son ustedes los elegidos por la providencia organizada en profesiones, sin rutas prefijadas en las geografías del universo, ni por misiones acotadas por las miserias que apagan las expectativas de igualdad, libertad, dignidad y calidad de vida.
¿Qué es ser un comunicador social para utilizar los medios legítimos e ilimitados de comunicar a los hombres entre sí?
Es la luz de los faros del profesional comprometido con la verdad y con las ideas de transformación, es la virtud que los caracteriza y que los diferencia de otras profesiones. Y de cualquier improvisado.
Esa luz es excelencia; es confianza; es capacidad de iluminar sin manipulaciones ni excentricidades sensacionalistas.
Esa luz es la que da claridad en los horizontes; tenacidad y seguridad frente a las limitaciones; es la que permite ver, prevenir, creer.
Una vocación por la persona humana que huye de las turbulencias, de las mediocridades y de las desgracias que empequeñecen y violentan.
Seamos faros para que vuelva la confianza en los navegantes de la vida política, económica, social, cultural, religiosa y también en las cosas simples de la vida cotidiana.
La lucha de ustedes puede ser larga y solitaria, pero sabiendo a cuánto pueden iluminar los hará inclaudicables ante las tentaciones de la huída cobarde hacia la nada de la persona humana, hacia la nada del mundo.
¡Rebélense contra los miedos y complejos de los déspotas que quieren imponerse y de los indiferentes que quieren menoscabarnos!
Tu lucha se encarnará en el verbo del hacer, sosteniéndolo constantemente.
Tus sombras se despejarán si tu silueta moral, técnica y espiritual permanece erguida como reflejo de tu dignidad.
Construye los trayectos de tu historia con el orgullo de saber lo que vales, quién eres, de dónde vienes y hacia dónde vas¸ en los confines de la vida de servicio y trascendente de tu profesión.
Marcha con tu calidad de faro y como cartógrafo de los navegantes de nuestro tiempo, hacedor de las pequeñas cosas y de las grandes historias, con revelaciones ejemplares. Serás para siempre, si lo sientes y te lo propones, la luz de un mundo más humano y más profesional hacia la liberación de toda persona humana.
Pensemos con grandeza la transformación de la comunicación social. No seamos súbditos de los cambios sino protagonistas de ellos, para darles sentido.
¡Feliz día, Periodistas profesionales!
Miguel Pérez Gaudio
Fundador – Rector
Colegio Universitario de Periodismo