Florencia Pérez Gaudio: “Pensamiento crítico y pensamiento ético son competencias prioritarias”

Florencia Pérez Gaudio: “Pensamiento crítico y pensamiento ético son competencias prioritarias”

Publicado por La Voz de San Justo disponible en: https://bit.ly/3yaxRhb

En el Día del Periodista, la profesional referente de la prestigiosa institución formadora de periodistas dio su visión acerca de los desafíos que enfrenta la enseñanza del periodismo, así como los que deben encarar los profesionales.

La licenciada Florencia Pérez Gaudio, directora de la carrera de Periodismo en el Colegio Universitario de Periodismo de la ciudad de Córdoba expresó su convicción de que «la formación en periodismo es esencial», mucho más en este tiempo de profundos cambios. No obstante, sostuvo que «hay un ADN del periodismo que no solo no se altera con el devenir del tiempo, sino que en los contextos actuales de desinformación e inmediatez, actualizan su vigencia y requieren una convicción activa para ser aplicados. Los periodistas somos pensadores y nuestras decisiones impactan en otros». Por eso, afirmó que, en la propuesta formativa del periodista, «el pensamiento crítico y el pensamiento ético son dos de las competencias prioritarias». Agregó al respecto que «nos toca resolver con ideas» el modo cómo «capturar la atención disputada de las audiencias, cómo construir un vínculo más profundo desde la calidad». Al mismo tiempo, para Pérez Gaudio, el contenido humanista de la actividad periodística requiere la convicción de que así como «la persona está en el centro de la información, también la persona humana del estudiante es el centro del proceso educativo».

 

 Hace mucho tiempo, Joseph Pulitzer señalaba que era necesaria la enseñanza del periodismo y en su libro «Sobre el periodismo» se pregunta, e intenta responder, ¿cómo hacerlo? ¿Cómo es posible hacerlo frente al escenario que plantea el nuevo ecosistema en el que se mueve la prensa, ¿se plantean constantemente reformas en la enseñanza?

La formación en periodismo es esencial. En primer lugar, porque el periodismo es una profesión indispensable para la vida democrática. Desde su actividad profesional contribuye a que la ciudadanía ejerza su derecho a la información. Un buen periodismo se hace desde el compromiso por honrar esa tarea, que requiere reflexión, metodología rigurosa, resolución de dilemas éticos, creatividad e innovación para la presentación y seguimiento de los contenidos. La educación tiene un compromiso con el buen futuro. El futuro de las personas que se forman y el de la sociedad a la que servirán con su actividad. De ahí que la propuesta educativa del CUP, como desde hace 50 años, propone una metodología propia, el Periodismo Idea, que reivindica el accionar profesional con una impronta humana, y la pone en diálogo con las nuevas competencias que los entornos cambiantes demandan. Hay un ADN del periodismo que no solo no se altera con el devenir del tiempo, sino que, en los contextos actuales de desinformación e inmediatez, actualizan su vigencia y requieren una convicción activa para ser aplicados. Los periodistas somos pensadores y nuestras decisiones impactan en otros. Por ello, necesitamos entrenamiento, para que la ética y la metodología no se queden en una intención, sino que sean guía concreta para resolver situaciones, en circunstancias no exentas de presiones y limitaciones. De igual modo con el hábito de verificar, chequear, practicar la subjetividad responsable, el estar atentos al sentir de la gente, a sus problemas, inquietudes y necesidades. Nuestro trabajo es para otros y se realiza con otros, de ahí la vitalidad de la empatía que humaniza nuestro trabajo. Pero, además, hoy los periodistas debemos desarrollar nuevas competencias que nos llevan al terreno de lo adaptativo, que implican un aprendizaje constante. Los escenarios laborales para un periodista hoy son cada vez más diversos y van más allá de los medios. Tenemos que estar preparados para generar contenidos de calidad, con objetivos claros y que no colaboren con el volumen sin sentido; eficientes también para organizaciones y emprendimientos. Por eso también necesitamos aprender a liderar equipos con dinámicas que movilicen y reconozcan el talento. Comprender cómo lograr que los proyectos e ideas tengan sustentabilidad y podamos vivir dignamente de nuestro trabajo.

 

 En la profesionalización de la enseñanza, ¿qué otros desafíos tienen las universidades, las escuelas, los institutos formadores de periodistas?

El desafío es formar profesionales que puedan desarrollarse en escenarios heterogéneos, cambiantes, pequeños o grandes. Todos atravesados por la convergencia. Profesionales capaces de comunicar en formatos que, aunque tradicionales, siguen mutando (como la radio o la televisión). Pero también, para hacer periodismo en podcast, newsletters, sitios, apps, redes sociales (Tik Tok, Twitch, etc). Incluso, en el CUP estamos experimentando con nuevas posibilidades, como la gamificación o las tecnologías inmersivas, como en la hackathon «igualdad Aumentada» que realizamos hace pocos días.  Lo interesante es aprender a crear, a experimentar, a construir colaborativamente, a partir del buen contenido. De ahí la relevancia de formar por competencias, que ayuden a quienes egresan a resolver problemas en lo cambiante. Las tecnologías y las plataformas seguirán su camino de transformación. Los desafíos también refieren al modelo educativo. Así como creemos que la persona humana está en el centro de la información, también la persona humana del estudiante es el centro del proceso educativo.

 

– Las maestrías o diplomados como herramientas de la especialización cobran hoy una mayor relevancia? Se observan muchas ofertas sobre periodismo de datos, periodismo ciudadano, crowdsourcing, por caso. ¿No ingresan aún estas propuestas en la currícula de la carrera?

 La posibilidad de acceder a grandes bases de datos (aunque las bases también pueden ser generadas por el/la periodista) abre la posibilidad encontrar nuevas historias en esos datos, aplicando la investigación. La metodología clásica del periodismo se combina con la aplicación de nuevas herramientas y de la tecnología que nos ayuda a interrogar los datos (a partir de buenas preguntas) y a contar esa historia de un modo accesible pero también atractivo para las audiencias. La verificación o el fact checking aplica las técnicas clásicas de la verificación para dar batalla a la desinformación, a partir de una metodología de comprobación, valiéndose también de herramientas que colaboran con el proceso. Estas y otras variantes, especializaciones y líneas emergentes habilitan nuevos enfoques para producir contenidos diferenciados y de valor. Si bien algunos de estos contenidos se abordan en las materias, las propuestas de formación continua y de posgrado profundizan en los conocimientos para un desarrollo específico. Para los periodistas el aprendizaje y la formación profesional debe ser una constante.

– En un contexto en el que la información «está ahí» y a la que «cualquiera puede acceder», ¿es necesario «alfabetizar» informativamente a los nuevos periodistas para que las fake no arrasen con el trabajo del periodista? ¿Cómo se plantea esta cuestión en la formación?

El periodismo tiene un rol indispensable como respuesta y contra alternativa a la desinformación y al daño tangible que provoca. Este escenario de vorágine y confusión demanda, más que nunca, que el contenido producido genere conocimiento, provea claridad, intercepte la mentira, la manipulación. No solo el contenido periodístico debe ser un resguardo de la confianza en la información, sino que además debemos ser muy creativos para que esa información rigurosa, con potencial educativo y que haga pensar, pueda llegar con potencia a las audiencias y tener impacto. En la propuesta formativa del CUP el pensamiento crítico y el pensamiento ético son dos de las competencias prioritarias.

 

 Muchos autores señalan la importancia de que el periodista sepa pensar. En el CUP se adoptó como lema el «saber pensar, dejar pensar, hacer pensar». Pulitzer citado se afirma que «hay que pensar con corrección, hay que pensar al instante, hay que pensar sin parar, hay que pensar profundamente». Y Kapuscinsky, luego de enumerar todo lo que debería hacer un corresponsal extranjero sostiene que «hay que pasarlo todo por la criba de la reflexión». ¿Es posible que un periodista del siglo XXI pueda reflexionar profundamente frente a la vertiginosidad de la circulación de la información y las presiones para dar cuenta de los hechos de manera inmediata? ¿Es factible que esté en condiciones de hacerlo en un ambiente dominado por la posverdad, las presiones y la grieta ideológica?

Miguel Perez Gaudio, fundador y Rector del CUP, siempre dice que el CUP «forma pensadores humanistas». Nos inspira un lema: «Saber pensar, dejar pensar, hacer pensar». En las rutinas periodísticas debemos luchar para dar un tiempo al pensamiento, es decir, para que el pensar sea una condición previa y obligada que oriente la acción. Esto es todavía más importante hoy por la complejidad en la que trabajamos. Si no lo hacemos, hay algo sagrado que se pone en riesgo. Trabajamos, en la mayoría de los casos, bajo la presión del tiempo y, especialmente cuando nos abocamos a la actualidad, este tiempo siempre es corto. Pero tenemos que formularnos la pregunta sobre cuál es el tiempo que necesitamos, aún bajo presión, para no sacrificar la verdad. Chequear lleva tiempo. Buscar una fuente, lleva tiempo. Hacerse nuevas preguntas, lleva tiempo. Pensar desde otro ángulo, lleva tiempo, Escuchar a la audiencia lleva tiempo. Si no defendemos ese tiempo que le dará valor diferencial al contenido periodístico, corremos el riesgo de ser prescindibles. Por eso, necesitamos replantear algunas prácticas o rutinas. Jerarquizar el debate y las condiciones para pensar.

 

 El periodista que salía a la calle a buscar la noticia hoy la busca en la red. Se afirma que la «newsroom» está dando paso a la «cloudsroom». La pandemia quizás potenció este cambio. ¿Qué visión tienen ustedes desde la formación?

La búsqueda de información en la red nos da oportunidades valiosísimas para el acceso a información desde las fuentes directas (hoy las organizaciones tienen sus sitios, difunden información, etc). Aunque sabemos que no es toda la información, mucha está al alcance de un click o de una gestión digital. Aprovecharlo, usarlo, saber buscar y encontrar en la red, es un potencial que nos trae la época. Pero como periodistas, no podemos abandonar el territorio, el contacto de primera mano con los acontecimientos y con las personas. El caminar la calle es una fuente que no podemos perder. Por su parte, la pandemia aceleró procesos mediados por las tecnologías y habilitó nuevas prácticas. Ahora nos toca conservar lo que creemos puede ser beneficioso para las culturas laborales y sus integrantes.

 

 Poniendo el tema en un escenario puntual, ¿la gran expansión de las redes sociales implica nuevos desafíos para que no se pierda la esencia de la tarea periodística?, para que la calidad no se mida en cantidad de likes.

Tenemos el desafío de jugar un rol protagónico en las plataformas en las que se dan las conversaciones públicas, donde están las audiencias y otros actores, y por donde circula la información. Estar ahí, no por estar, sino para aportar valor, para facilitar conversaciones valiosas y el diálogo social. Entender sus lógicas, ayuda. Procurar no contribuir al volumen sin sentido sino a generar sentido desde los contenidos. El contenido basura puede conquistar clicks en el corto plazo, pero deteriora la confianza, que es lo que más debemos cuidar. Y la confianza es una criatura que requiere un cuidado de largo plazo, y humildad para cuando nos equivocamos. Cómo capturar la atención disputada de las audiencias, cómo construir un vínculo más profundo desde la calidad son algunos de los interrogantes que nos toca resolver con ideas.

 

– Finalmente, salvo los grandes medios, la experiencia permite comprobar, a veces, que estas transformaciones que se están produciendo son incipientes en sistemas de medios que sirven a audiencias locales, ¿se prepara al futuro periodista para que pueda ser agente de cambio en las redacciones a las que acceda?

El periodismo tiene un potencial transformador, de factor de cambio. Sobre todo, cuando no se limita a informar, o a visibilizar problemáticas -lo que es en sí mismo muy importante-, sino cuando va más allá y busca propuestas. Se trata de investigar ideas que sirvan a la promoción de la persona y de la sociedad en relación con el tema o problema que contamos. Esto implica un cambio, ante todo, en el propio periodismo, en su mirada y, por tanto, en su propia práctica. El periodismo local siempre fue importante y lo es cada vez más. Fortalecerlo, apoyarlo, desarrollar profesionales para que puedan ejercer y transformar desde su profesión sus ciudades y pueblos es parte de nuestra misión formadora, que recibe a tantas vocaciones desde el Interior de Córdoba y del país.